1916El Diario Ilustrado

Fundado el 31 de marzo de 1902 por Ricardo Salas Edwards, El Diario Ilustrado introdujo el fotograbado en reemplazo del sistema de litograbado que se utilizaba en las publicaciones periodísticas que contenían ilustraciones o dibujos. La idea de crear un diario con ilustraciones de fotograbado incorporó tecnología inglesa que permitió la publicación de fotografías.

La primera edición de este periódico contó con cuatro páginas, alcanzando para fines de 1902 un tiraje de 2.000 ejemplares diarios[1].

El Diario Ilustrado se posicionó en la prensa periodística nacional como representante de las ideas políticas conservadoras, de la religión y del clero. Su lugar en el medio periodístico y en el ámbito político se consolidó hacia 1908 cuando el diario fue traspasado a una sociedad formada por Joaquín Echeñique y Alberto y Nicolás González Errázuriz, de marcada filiación conservadora. El mencionado conglomerado vendió El Diario Ilustrado a la Sociedad Periodística de Chile en 1920, presidida entonces por Francisco Huneeus Gana.

El impulso masificador del diario lo otorgó el director Misael Correa Pastene,  quien amplió la circulación de la publicación a través de la incorporación de campañas de interés público. Promulgó iniciativas de saneamiento de la ciudad y administración de los gastos públicos, las que se acompañaban con grabados y caricaturas  para posibilitar una redacción literaria aguda y generar un mayor énfasis en los contenidos.

Uno de los elementos centrales de innovación se basó en la naciente fotografía. El interés ilustrado del periódico se proyectó en iniciativas como el concurso de fotografías llevado a cabo en 1902, que buscaba instantáneas de personas u objetos vinculados a una “escena en movimiento” con el objeto de captar registros instantáneos que presagiaban la pronta llegada del fotoperiodismo[2]. El periódico también incorporó suplementos literarios, generalmente dominicales, que se complementaron con retratos, cuadros, fotografías y dibujos, los que fueron posibles gracias a la incorporación de la tecnología del fotograbado.  Dentro de los autores de estos suplementos encontramos a Armando Donoso, Honorario Henríquez Pérez, Manuel Vega y Lautaro García[3].

El periódico cubrió actividades de carácter social de la elite capitalina,  delimitando una identidad asociada a ciertos patrones estéticos impulsados por el diario. Cubrió las festividades del Teatro Municipal, del Teatro de Santiago y del Club Hípico, como también, matrimonios, “fiestas de fantasía”, primeras comuniones y otros ritos celebrados por las elites. Esta cobertura noticiosa vinculó al periódico con los tópicos de los nacientes magazines, en donde el eje articulador de lo informado giraba en torno a las atracciones, la moda, la contingencia meteorológica, el comercio, los cablegramas extranjeros y las noticias locales del día, entre otros[4].

El edificio original que contuvo en su interior los talleres del Diario Ilustrado, ubicado en la intersección de las calles Morandé y Moneda, fue inaugurado en 1916 y encargado al arquitecto de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica, Manuel Cifuentes. Posee una rica decoración centrada en el vestíbulo de doble altura, a la que se llega por una escala de mármol bifurcada. Vitrales, columnas exentas y adosadas, arcos de medio punto y pilares, le entregan majestuosidad y movimiento[5]. El Edificio comparte elementos de la arquitectura neoclásica francesa y materiales importados desde Europa, como los mármoles, maderas, estructuras metálicas y una colección de vitrales.  El edificio de cinco pisos, posee un hall central de planta circular coronado por una cúpula de estructura metálica, en donde se observan planchas de vidrio blanco y encajes de vitral en diseño vegetal. La parte inferior de la cúpula se estructura a partir de una abertura octogonal que decanta en ocho vidrieras de carácter figurativo. La temática de los elementos compositivos de los vitrales de la edificación se  desarrolla a partir un estilo simbolista, en donde el eje central está dado por la dominación del hombre de la naturaleza y los resultados de esta lucha.  Uno de los vitrales que componen este conjunto, hace directa alusión al sentido constructivo del edificio: ser un centro de desarrollo informativo y comunicativo a través de la incorporación de la imagen. En este vitral se representa a una mujer que sostiene un tabloide ubicada junto con los elementos de carácter tecnológico representados por un telégrafo, cables, bobinas y una prensa metálica, entre otros[6].

El Edificio de El Diario Ilustrado fue adquirido en 1928 para instalar en él la Intendencia de Santiago, luego transformada en Intendencia Metropolitana.  Fue declarado en 1976 Monumento Histórico bajo el decreto D.S 1290, subcategoría Equipamiento Comercial y de Servicios.


[1] Alfonso Valdebenito, Historia del periodismo chileno 1812-1955 (Santiago: 1959), 67.

[2] Carlos Ossandón, “El diario Ilustrado: modernidad y ensoñación identitaria”, Comunicación y Medios, num 14, 2003.

[3] Raúl Silva Castro, Prensa y Periodismo en Chile 1812-1956,  (Santiago: Ediciones de la Universidad De Chile, 1958), 251.

[4] Carlos Ossandón y Eduardo Santa Cruz, El Estallido de las Formas Chile en los albores de la cultura de masas, (Santiago: LOM Ediciones, 2005), 164.

[5] Miguel Laborde, Santiago Lugares con Historia (Santiago: Editorial Contrapunto, 1990).

[6] Patricio Díaz Silva, Vitrales en Santiago de Chile. Obras conservadas en Iglesias y edificios civiles (Santiago: Ocho Libros Editores, 2007), 50.