1925Funicular

El Cerro San Cristóbal comienza a materializarse como un espacio de paseo urbano hacia 1908, con la inauguración del santuario de la Virgen con fondos entregados por el gobierno de Francia. El santuario nació como proyecto en 1903 gracias a la gestión realizada por el arzobispo Mariano Casanova (1833-1908) para la conmemoración del cincuentenario

El Cerro San Cristóbal comienza a materializarse como un espacio de paseo urbano hacia 1908, con la inauguración del santuario de la Virgen con fondos entregados por el gobierno de Francia. El santuario nació como proyecto en 1903 gracias a la gestión realizada por el arzobispo Mariano Casanova (1833-1908) para la conmemoración del cincuentenario del culto mariano a la Inmaculada Concepción, a celebrarse el 5 de diciembre de 1904[1]. Los terrenos utilizados para erigir el santuario fueron donados al Arzobispado de Santiago por las comunidades religiosas de la Recoleta Dominica, Monjas Carmelitas de Santa Teresa y el Arzobispo don Mariano Casanova.

El santuario fue coronado por una escultura de la Inmaculada Concepción de 14 metros de altura que siguió un modelo existente diseñado por el escultor italiano Ignazio Jacometti (1819-1883). Los trabajos de fundición se realizaron en la Casa de Val d´Osne, una importante fundición francesa que colaboró en la elaboración de varias piezas escultóricas ubicadas en la capital. Llegada a Chile la escultura se ubicó sobre un pedestal, proceso dirigido por el ingeniero Cornelio Wisteneh de la Compañía Holandesa de Obras de Cemento Armado, siendo inaugurada el 26 de abril de 1908 en una ceremonia oficiada por los presbíteros Clovís Montero y José Alejo Infante[2].

La idea de convertir al Cerro San Cristóbal en un parque de uso público posee como antecedentes las iniciativas de Benjamín Vicuña Mackenna, del Intendente Pablo Urzúa en 1909 y del ministro Ramón Subercaseaux en 1915. Esta última se concretó en una campaña de transformación del San Cristóbal que comprometió a la población y a sus autoridades. En 1916 Alberto Mackenna Subercaseaux como presidente de los boy scouts  inició una campaña orientada a propulsar el cerro como un eje recreacional de Santiago a través de una ceremonia y representación de toma de su cumbre. Este evento cubierto y destacado por la prensa nacional,  decantó en la presentación el 21 de agosto de 1916 de un proyecto de Ley que autorizaba al Presidente de la República a expropiar el cerro San Cristóbal para el embellecimiento de la ciudad. El 21 de junio de 1917 el Alcalde de Santiago mandó un oficio a la cámara aprobado por diputados y ratificado por el senado. Se dictó así la ley 3.295 que autorizó al Presidente de la República a expropiar los terrenos que se extendían desde el Bosque de Santiago hasta el Cerro San Cristóbal para la formación de un gran parque de uso público[3].

Este principio urbanizador alcanzó su punto álgido hacia 1920  cuando se inauguró el zoológico y se inició un programa de reforestación que convirtió al cerro San Cristóbal en un lugar exclusivo de tertulias de los sectores acomodados de la sociedad capitalina durante la noche y un paseo popular durante el día[4]. Estas transformaciones impulsadas por la gestión del Intendente de Santiago Alberto Mackenna Subercaseaux terminaron por cimentarse el 24 de noviembre de 1923 cuando se colocó la primera piedra del funicular, que marcó una nueva faceta del proyecto.

El funicular inaugurado el 25 de abril de 1925 por  el intendente Mackenna fue instalado por el ingeniero industrial e hidráulico italiano Ernesto Bozo Pezza, el que también supervisó las obras de construcción del Embalse Pitama ubicado en la Hacienda del mismo nombre en Casablanca. La aprobación del Decreto N°221 por parte de la Intendencia de Santiago permitió al ingeniero Bozo la construcción y la explotación de un ascensor en el cerro, localizado en el lugar que estipulara la Junta de Aseo y Ornato.  El financiamiento del proyecto se llevó a cabo a través de la constitución de la Sociedad Anónima Funicular San Cristóbal en 1923, en donde se estipuló un capital de un millón doscientos mil pesos, dividido en 60 mil acciones  constituida por 465 personas. La Sociedad fue autorizada por Decreto Supremo N° 236 y legalmente constituida el 19 de Julio de 1924.

Mientras el proyecto de construcción del funicular fue dirigido por Ernesto Bozo y Juan Nelly, sus estaciones fueron diseñadas inspiradas en el estilo formalista por los arquitectos Carlos Landa y Luciano Kulczewsky. Bozo trabajó con el complejo perfil del cerro que requirió una serie de medidas especiales para impedir el rodamiento de las piedras que caracterizan esta ladera hacia las casas de la calle Pío Nono, la única calle habitada en los faldeos del cerro a principios de 1920[5]. La recepción de este proyecto por parte de la Intendencia estuvo a cargo del ingeniero Jorge Alessandri, que realizó ejercicios de resistencia al funicular probando los carros con cargas de sacos de arena y cables de acero[6].

El funicular  del Cerro San Cristóbal contó con cuatro carros deslizados por una línea de 502 metros de largo. Fue impulsado por una tecnología innovadora para la época dada por un motor de operación, uno de respaldo, cuatro sistemas de frenos independiente más un freno de seguridad instalado en cada carro. Sus carros y fierros fueron encargados a Milán a la Casa Ceretti y Tanfani.

Este medio de transporte urbano fue declarado Monumento Nacional el 16 de noviembre de 2000 por Decreto N° 515 del Ministerio de Educación, considerándose monumento el funicular, la sala de máquinas, los rieles y las estaciones de acceso y cumbre[7].


[1] Luisa Voionmaa Tanner, Santiago 1792- 2004 Escultura Pública del Monumento conmemorativo a la  escultura urbana, (Santiago: Ocho Libros editores, 2005), 142.

[2] Juan Medina Torres, Cerro San Cristóbal gran balcón de Santiago, (Santiago: Cuadernos del Consejo de Monumentos Nacionales, 2003), 20.

[3]“Ley 3.295” (21 de Septiembre de 1917), Diario Oficial, 28 de septiembre de 1917.

[4]Cristian Gazmuri, Historia de Chile 1891-1894, política, economía, sociedad, cultura, vida privada, episodios, (Santiago: Ril Editores, 2012).

[5]El Mercurio, Santiago, 27 de Junio, 1975.

[6] Alfonso Calderón, Memorial del Viejo Santiago, (Santiago: Editorial Andrés Bello, 1984), 23.

[7] “Decreto 505”, (16 de noviembre del 2000), Gobierno de Chile, Ministerio de Educación, Departamento Jurídico.