1905Hospital El Salvador

Las altas tasas de mortalidad que enfrentaba el país hacia fines del siglo XIX se veían incrementadas por la baja cobertura sanitaria de la capital. Las autoridades buscaron enfrentar los problemas de higiene apoyados de un ideario médico que buscaba instalar los nuevos principios de la acepcia y de instituciones hospitalarias que permitieran cubrir el

Para la implementación de estos planes de salud se recurrió a fondos públicos y privados, gestionados los últimos por una comisión compuesta por  médicos y filántropos que reunió la suma de 350.000 mil pesos de la época. Estos recursos posibilitaron la construcción del Hospital del Salvador y del Hospital San Vicente de Paul, destinado este último a enfermedades infecto contagiosas.[2]

El Hospital del Salvador fue levantado en los terrenos de una chacra perteneciente a los padres Mercedarios, al oriente del barrio Providencia. Los trabajos de edificación demoraron como consecuencia de una epidemia de viruela que azotó Santiago hacia 1872 y que obligó a habilitar un lazareto en las casas patronales del terreno, en donde se instalaron 100 camas para atender la crisis infecto contagiosa. Los primeros médicos que atendieron este improvisado lazareto fueron los doctores Valentín Saldías, Ernesto Vaniza, Benito García Fernández y Alfonso Valderrama dando cobertura a más de 900 variolosos, con una tasa de mortalidad cercana a un 50%.

En 1876 una nueva epidemia de viruela obligó a reabrir el Lazareto de El Salvador. Se utilizaron en esa ocasión tres salas que habían sido construidas en 1873 en las dependencias Mercedarias y se solicitó el apoyo de las Hermanas de la Caridad. Las religiosas no sólo participaron del cuidado de los enfermos, sino también de la gestación del establecimiento, participando en el diseño de la capilla del lugar. Esta se organizó en torno a una estructura de cruz griega sobre la cual se elevan tres naves en forma de cañón corrido, rematada por una cúpula de carácter renacentista. Su construcción se realizó sobre la base de cimientos de piedra semicanteada, muros de albañilería, envigado de piso de pino oregón, con una techumbre del mismo material y cubierta de fierro galvanizado. Los principales atractivos de este recinto religioso son los vitrales provenientes de Grenoble, Francia y un órgano francés de tubo.[3]

En 1887 la Junta de Beneficencia decretó que el Lazareto del Salvador atendiera particularmente a enfermos crónicos e incurables, en vez de variolosos. Para esta fecha el gobierno concedió fondos para continuar la construcción del Hospital, bajo la dirección del arquitecto Carlos Barroilet. Durante la primera etapa se construyeron las cinco primeras salas; posteriormente se construyó el Pabellón de Maternidad y las salas de cirugía, delimitando el sitio por el lado norte.

En 1889 el Lazareto pasó a llamarse Hospital del Salvador y en 1905 el Hospital ya se encontraba concluido con todas sus salas habilitadas[4]. Las salas de mujeres, Sagrado Corazón y Rosario, fueron divididas por la Junta de Beneficencia según las patologías de las pacientes, lo que implicó que para los inicios del siglo XX, el Hospital del Salvador contaba con diez salas especializadas divididas en dos para tuberculosas, dos para incurables, dos para cancerosas y  cuatro para enfermedades comunes. Esta división del Hospital implicó también la especialización del personal médico por sección y la posterior propuesta del doctor Vicencio en 1921 de dividir el Hospital por servicios a cargo de un jefe y sus ayudantes. Esta adaptación fue materializada por el doctor Alejandro del Río en 1922[5].

La maternidad del Hospital del Salvador fue terminada en 1904, bajo la dirección del doctor Eduardo Sepúlveda, quien organizó esta sección e introdujo el servicio de parto a domicilio y un centro docente de matronas dirigido por el doctor Frías. En 1915 bajo la administración de Daniel Bernales, se incorporaron las salas Carmen y Dolores, que dividieron la maternidad en dos secciones, una a cargo del doctor Sepúlveda y otra a cargo del doctor Monckeberg. En 1917 Monckeberg agregó a la estructura hospitalaria un pensionado con diez departamentos con baños privados, en donde las obstetras atendían a su clientela privada sin salir de la maternidad; este sistema fue el inicio de la organización de los establecimientos privados.

El Hospital del Salvador fue declarado Monumento Histórico, por decreto D.S 245 en 1985[6], destacándose por ser una valioso exponente de la arquitectura hospitalaria del siglo XIX, gracias a su configuración de trama ordenada, la que forma pabellones separados por patios y unidos por corredores formados por arquerías de medio punto que arrancan de columnas talladas en piedra de fuste circular de una sola pieza. La fachada principal del Hospital en estilo neoclásico y los dos patios enclaustrados que le siguen, separados por el macizo volumen de la capilla y su cúpula, conforman el núcleo histórico que ha sido declarado Monumento Nacional.[7]


[1] Santiago contaba para 1888 con 22 médicos profesionales, 967 camas en los hospitales,  14 dispensarios, 1 hospicio, 2 casas de huérfanos y 25 lazaretos, para una población de 18.648 enfermos, en Ricardo Cruz-Coke Madrid, Historia de la medicina Chilena, (Santiago: Editorial Andrés Bello, 1995), 433.

[2] Ricardo Cruz-Coke Madrid, Historia de la medicina Chilena, (Santiago: Editorial Andrés Bello, 1995), 423.

[3] Ficha de identificación  de Monumento Histórico Hospital del Salvador, Consejo de Monumentos Nacionales.

[4] Enrique Laval, “Reseña histórica de la atención de los pacientes con enfermedades infecciosas en Santiago de Chile hasta la creación del Hospital Dr. Lucio Córdova”, Revista Chilena de Infectología, Vol. 18 (2001): 156-164.

[5] Alfonso Uribe Barreto, Biografía de un Hospital perfil asistencial, académico, científico humano Hospital del Salvador 1872-2002, (Santiago, Colegio Médico Publicaciones).

[6] “Decreto N°245”, (6 de mayo de 1985), República de Chile, Ministerio de Educación Pública, Asesoría Jurídica y Recopilación de Reglamentos.

[7]  Ficha n° 168 de la guía de Monumentos Nacionales de Chile, Dirección de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas, 1992.