1889Puentes Río Mapocho

Conforme la ciudad de Santiago fue creciendo, los límites naturales que se habían definido desde su fundación se fueron expandiendo. Si bien los puentes Calicanto y de Palos conectaban la ribera norte del Mapocho, no fue hasta que nuevas necesidades y el incremento de la población motivaron al Estado a crear nuevos accesos

Conforme la ciudad de Santiago fue creciendo, los límites naturales que se habían definido desde su fundación se fueron expandiendo. Si bien los puentes Calicanto y de Palos conectaban la ribera norte del Mapocho, no fue hasta que nuevas necesidades y el incremento de la población motivaron al Estado a crear nuevos accesos a la zona de La Chimba. La Casa de Orates, la cárcel pública, una gran cantidad de comercio extranjero, entre otros servicios, se asentaron en este sector, espacio de difícil acceso entre abril y octubre por las crecidas del río Mapocho[1].

La idea de levantar puentes metálicos sobre el río Mapocho fueron parte del proyecto de canalización del río planteado por el intendente de Santiago Benjamín Vicuña Mackenna en 1872[2]. En 1879, el ingeniero de la Universidad de Chile Valentín Martínez, expuso sobre el sistema de construcción de los puentes para la canalización del Mapocho y en 1888 se empezó la construcción de los mismos, empleando nuevas técnicas y materiales como el acero y nuevos diseños como la celosía, importados desde Francia[3]. Sin embargo, el derrumbe del puente Calicanto en esta misma fecha, producto de las nuevas construcciones, provocó la instalación de un puente provisorio a cargo del Valentín Martínez para no dejar desconectado el sector norte[4].

Con el imprevisto anterior, el presupuesto para la canalización del río Mapocho tuvo que ser aprobado nuevamente por el Congreso. La construcción de los primeros puentes metálicos que unirían ambos sectores comenzó tiempo después, hacia 1890, a cargo de la Maestranza Lever, Murphy y Co, instalada desde 1887 en la ciudad de Valparaíso[5]. Los tres puentes emplazados por esta maestranza fueron: Purísima, Mackenna y 21 de mayo, mientras que los puentes Pío Nono y Manuel Rodríguez fueron construidos por la Compañía Schneider-Creuseot en Francia, terminando de instalarse en 1893[6]. Estos puentes incorporaron un rápido sistema de construcción basado en el ensamblaje de moldes, aunque tuvo costos de construcción y mantenimiento elevados.

El apoyo gubernamental fue fundamental para la transformación de Santiago y estuvo vinculado principalmente con el ideal moderno que se planteó a fines del siglo XIX, siendo Benjamín Vicuña Mackenna uno de los principales artífices de la visualización de Santiago como  una capital “digna de su nombre i de su misión”[7]. Pese a que el sector norte de la ribera del Mapocho fue considerado como un espacio marginal, fue parte esencial de la vida santiaguina al ser un sector en progresivo desarrollo comercial. Desde esta perspectiva, el Estado intentó “hacer desaparecer las callejuelas inmundas i malsanas que están a ambas orillas del Mapocho”[8] por medio de la expropiación de esas tierras y la canalización del río, además de tratar de integrar a ese sector por medio de los puentes. El Mapocho representaba la barrera fronteriza natural de ambos sectores y semejante frontera no reflejaba la idea de ciudad moderna que habitaba la mente de la elite.

Los puentes metálicos no sólo operaron como entes modernizadores, sino también como ejes articuladores para la integración de la sociedad central de Santiago y la sociedad de la ribera norte del Mapocho, creando nuevos espacios culturales. Considerando que “los puentes metálicos sobre el Río Mapocho, además de su valor como obras de ingeniería, fueron un factor determinante en el desarrollo histórico del sector norte de la ciudad de Santiago, al permitir una relación fluida con el centro de ella”[9], el Consejo de Monumentos Nacionales declaró tales puentes como monumento histórico bajo el decreto 824, en la subcategoría de infraestructura vial, Obras Públicas y Transporte.


[1] Cecilia Muñoz Zúñiga, “Memoria y fronteras urbanas: El caso del río Mapocho”, Revista electrónica DU&P. Diseño Urbano y Paisaje, vol. II, nº 6: (2005): 3 y Simón Castillo, “El Mapocho urbano del silgo XIX”, ARQ, nº 72: (2009): 47.

[2] Intendencia de la Provincia de Santiago, La transformación de Santiago: notas e indicaciones respetuosamente sometidas a la Ilustre Municipalidad, al Supremo Gobierno y al Congreso Nacional, (Santiago: imprenta de la librería de El Mercurio, 1872).

[3] Decreto 824 exento, 1997 en http://www.leychile.cl/Navegar?idNorma=74814&idVersion=1997-08-12 (07/02/2013)

[4] Simón Castillo, “El Mapocho urbano del silgo XIX”, ARQ, 2009, nº 72, pp. 46-49, p. 48.

[5] Decreto 824.

[6] Sesión del 28 de agosto de 1889 del Congreso Nacional en

http://historiapolitica.bcn.cl/historia_legislativa/visorPdf?id=10221.3/18213 (07/02/1013)

[7] Intendencia de la Provincia de Santiago, La transformación de Santiago: notas e indicaciones respetuosamente sometidas a la Ilustre Municipalidad, al Supremo Gobierno y al Congreso Nacional, (Santiago: imprenta de la librería de El Mercurio, 1872), 10.

[8] Sesión del 28 de agosto de 1889 del Congreso Nacional en

http://historiapolitica.bcn.cl/historia_legislativa/visorPdf?id=10221.3/18213 (07/02/2013)

[9] Decreto 824.