1923Radio Chilena
Los orígenes de la radiofonía en nuestro país se remontan a fines del siglo XIX y en particular al desarrollo de los estudios de ondas electromagnéticas y comunicación inalámbrica en la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Chile, a cargo del profesor Arturo Salazar Valenzuela (1856-1943)[1].
Salazar y su discípulo Enrique Sazié Herrera (1895-1988) fueron pioneros en la experimentación con aparatos transmisores y receptores, que permitían la radiocomunicación[2]. Aquellos ensayos dieron sus frutos el 19 de agosto de 1922 cuando desde el Laboratorio de Ingeniería de la Universidad de Chile se estableció la primera comunicación radiofónica hacia las dependencias del diario El Mercurio[3].
La radio respondió a las nuevas necesidades comunicacionales de una población en aumento. Enrique Sazié, junto a otros pioneros de la radio en Chile, como Federico Helfmann, Sergio Figueroa Arrieta y algunas empresas extranjeras, como Westinghouse General Electric y Errázuriz, Simpson y Cía. Ltda., ligadas al campo de los servicios eléctricos, conformaron la Chile Radio Company, a fin de contar con los capitales necesarios para la conformación de una emisora radial diaria[4]. En octubre de 1922, la compañía adquirió las dependencias del décimo piso del edificio Ariztía, instalando allí equipos transmisores, como las lámparas “Telefunken”, además de micrófonos y una antena e inaugurando en marzo de 1923 la primera emisora radial del país, lRadio Chilena[5].
Chile Radio Company llevo a cabo la importación de instrumentos desde el extranjero, además del establecimiento de aquellos en el espacio de Radio Chilena, contando con un capital inicial aproximado de 230.000 pesos. En abril de 1923 la compañía, denominada como Compañía Radio Chilena estableció sus estatutos y se conformó como sociedad anónima. Entre aquellos estatutos, se contaba el derecho de explotar el negocio de la radio, a partir de la importación y venta de instrumentos como receptores en la población, además de la instalación de plantas de radio de comunicación en diversos lugares del país. En 1925, Enrique Sazié Herrera presentó ante el Ministerio de Obras Públicas, Comercio y Vías de Comunicación, una solicitud de concesión, a fin de reglamentar el funcionamiento de Radio Chilena. A partir de ello, es que se autoriza a Radio Chilena, operar bajo un rango de gasto energético de 1.500 watts, obteniendo la energía eléctrica de la Compañía General de Electricidad[6].
El espacio físico de la radio se adecuó especialmente a fin de poder llevar la transmisión. El piso y el cielo del lugar se alfombraron y la pieza entera se cubrió de cortinaje de felpa roja para evitar la resonancia[7]. En ese espacio se ubicaron diversos aparatos electrónicos, a fin de poder llevar a cabo los procedimientos técnicos necesarios que permitían que la voz y el sonido, se pudiesen transmitir a miles de personas, a diversas distancias. En el estudio de Radio Chilena, los locutores y artistas, emitían el sonido ante un micrófono, que a su vez estaba conectado a un transmisor, que tenía la función de servir como oscilador y modulador de la voz[8]. El sonido que se había producido, al llegar al transmisor, por medio de los micrófonos, se amplificaba, a partir del uso de un amplificador de carbón, marca Ericsson[9]. Una vez, el sonido modulado y amplificado, se transmitía a la antena, dispuesta en lo alto del Edificio Ariztía, a fin de ser transmitido a partir del electromagnetismo, hacia los receptores ubicados en diversos lugares[10].
Varios personalidades se fueron haciendo parte del proyecto radiodifusor impulsado por Sazié. Alfredo Figueroa Arrieta fue el primer locutor de la radio, junto al comentarista y compositor Osmán Pérez Freire (1880-1930), quién llevó a cabo el discurso inaugural de Radio Chilena[11]. Freire, se destacó por ser uno de los máximos representantes de la música popular chilena de principios del siglo XX, impulsando ritmos como el tango y el shimmy en nuestro país. En lo que respecta a la parte técnica, destacó el trabajo de Jorge Spencer Gallo quién luego de sus labores como controlador de transmisores en el espacio de Radio Chilena, se trasladó a EE.UU a iniciar sus estudios en ingeniería, regresando al país en 1927, a fin de dedicarse a las labores técnicas sw la radio[12].
Radio Chilena, fue instalada en el decimo piso del Edificio Ariztía, emplazado entre las calles Nueva York y la Bolsa, en el barrio de la Bolsa de Comercio, en pleno centro de Santiago[13]. Aquel Edificio, fue construido en 1921 por el arquitecto Alberto Cruz Montt y la firma comercial de Franke, Jullian y Cía., quienes aportaron las herramientas necesarias para llevar a cabo la construcción, en base a hormigón armado, que fue financiada por el empresario y político Rafael Ariztía Lyon (1862-1929)[14].
El desarrollo de la radiofonía en Chile llevó al gobierno a normar, reglamentar y a su vez permitir el reconocimiento de la radio. El 18 de febrero de 1925, la Junta de Gobierno de Chile, bajo el mando del general Luis Altamirano Talavera (1876-1938), estableció la Ley General de Servicios Eléctricos, creando a partir de ello la Dirección General de Servicios Eléctricos, como organismo fiscalizador de la ley, dependiente a su vez, del Ministerio de Obras Públicas, Comercio y Vías de Comunicación[15]. Con ello se normó el establecimiento de las radio-emisoras, sus antena y frecuencias, etc. además de catalogarlas en diversas categorías, dándole estatus a la “Estación de radio-difusión”, que era la categoría que correspondía a Radio Chilena[16]. En la década del 30, se implantaron diversas reformas a la Ley General, como la Ley 6.169, que da facultades a la Dirección General de Servicios Eléctricos, de llevar a cabo la posesión de los bienes y el remate público de ellos, si uno de los propietarios de la radio, viola los requisitos establecidos en el contrato de concesión, como el ancho de banda permitido[17]. A mediados del siglo XX, la Compañía Radio Chilena S.A fue adquirida por el Arzobispado de Santiago, que le otorgó un cariz más social, debido a la labor que en aquellos años la iglesia comenzaba a desempeñar en el país[18].
Uno de los impactos de Radio Chilena en nuestra sociedad, fue el fomento del consumo masivo de receptores, a partir de la herramienta de la publicidad, a fin de poder obtener las suficientes ganancias comerciales, para seguir adelante con las transmisiones. A ello, cabe agregar el impacto generado por la transmisión de mensajes instantáneos, que la radio posibilitó, manteniendo informados y comunicados a los chilenos, ayudando a contribuir en la generación de un espíritu nacional, dentro del ámbito de lo imaginario[19].
Si bien las dependencias de Radio Chilena, no han sido reconocidas como patrimonio histórico por el Consejo de Monumentos Nacionales, este medio de comunicación masiva contribuyó en la creación de una nueva sociedad, comunicada e informada, sentando las bases del Chile actual.
[1] Ricardo Paredes Quintana, Explorando los primeros tiempos de la radio en Chile, 1922-1944 (Tesis doctoral para optar al grado en Historia Mención Historia de Chile, en Universidad de Chile, 2010), 30-31.
[2] Asociación de Radiodifusores de Chile (ARCHI), Historia de la radio en Chile (Santiago: Editorial de la Empresa, 1993), 4.
[3] Hugo Andrades Moya, Recuerdos Conversados (Viña del Mar: s/n, 2000), 197.
[4] Andrades Moya, Recuerdos Conversados, 199.
[5] Paredes Quintana, Explorando los primeros tiempos, 48 y Natalia Cortés González, Análisis de la Ley N°20.433, que crea los Servicios de Radiodifusión Comunitaria Ciudadana (Memoria para optar a Licenciatura en Ciencias Jurídicas y Sociales, en Universidad de Chile, 2012), 09.
[6] “Diario Oficial de la República de Chile N°1326”, Diario Oficial Histórico, 22 de julio de 1923.
[7] Hernán Millas, Habráse Visto (Santiago: Ed. Andrés Bello, 1993), 93.
[8] Paredes Quintana, Explorando los primeros tiempos, 36.
[9] ARCHI, Historia de la radio en Chile, 09.
[10] Paredes Quintana, Explorando los primeros tiempos. 50.
[11] ARCHI, Historia de la radio en Chile, 10.
[12] Paredes Quintana, “Explorando los primeros tiempos de la radio en Chile, 1922-1944”, 45.
[13] Cristián Albagly, Restauran el Edificio Ariztía, el primer rascacielos de Santiago (Santiago: Web Plataforma Urbana, 2010)
[14] Albagly, Restauran el Edificio Ariztía.
[15] Cortés González, Análisis de la Ley N°20.433, 11.
[16] Cortés González, Análisis de la Ley N°20.433, 10-11.
[17] “Diario Oficial de la República de Chile N°17.991”, Diario Oficial Histórico (12 de febrero de 1938 [citado el 18 de abril de 2013] en http://recursosbiblioteca.unab.cl:2464/indice/listado.php?fecha=1938-02-12&dia=12&pr=1
[18] María Olivia Monckeberg, Los magnates de la prensa (Santiago: Ed. Debate, 2011)
[19] Asociación de Radiodifusores de Chile (ARCHI), “Historia de la radio en Chile”, 18 y 19.