1897Planta Hidroeléctrica de Chivilingo

El abundante caudal de los ríos chilenos y la pendiente que generaba la cordillera de los Andes ayudó a que el agua pronto se convirtiera en una opción especialmente favorable para la producción de energía. Aunque en el pasado esta se había utilizado a través de molinos hidráulicos en diversas industrias, como la textil, no fue sino hasta el verano de 1897 que con la inauguración de la primera central hidroeléctrica del país, conocida como la Planta Hidroeléctrica de Chivilingo, el agua comenzó a usarse a otra escala para la producción de energía.

La planta Chivilingo se encuentra ubicada en la comuna de Lota, Región de Biobío, y abarca un terreno de 5 hectáreas, situado a 2 kilómetros de la orilla del río que lleva el mismo nombre. El diseño de este innovador proyecto fue encomendado “a la acreditada casa alemana de Schucker y Cía., de Nuremberg”[1] y al inventor estadounidense Thomas Alva Edison (1847-1931), quien patentó más de mil inventos y contribuyó a llevar la electricidad a hogares y negocios, y era cercano a Isidora Goyenechea (1835-1897), quién como dueña de la mina de carbón, mandó a construir esta plata para apoyar su extracción. Isidora asumió el liderazgo de la influyente empresa minera Compañía Carbonífera e Industrial de Lota en 1852, tras el fallecimiento de su esposo, Matías Cousiño (1810-1863), y estuvo a su cabeza por más de cuarenta años[2]. Este acontecimiento marcó un hito en la historia de Chile, ya que Isidora se convirtió en la primera mujer del país en dirigir una compañía de tal magnitud. Bajo su liderazgo la compañía experimentó una transformación notable. Su visión e ingenio no solo le permitieron continuar con éxito la explotación del carbón a través de innovaciones tecnológicas como fue el desarrollo de una planta hidroeléctrica, sino también impulsar el desarrollo de la ciudad de Lota y transformarla en una localidad con un interesante desarrollo tecnológico[3].

La construcción de la planta hidroeléctrica surgió como una respuesta urgente a la necesidad de optimizar el trabajo en las minas de carbón. Hasta entonces, el carbón se trasladaba bajo tierra a través de carretones tirados por caballos, lo que implicaba largos y extenuantes recorridos de hasta 12 kilómetros. Sin embargo la idea de utilizar un tren eléctrico para agilizar este proceso hizo indispensable contar con una fuente eficiente de energía eléctrica.

La planta hidroeléctrica proporcionó la energía necesaria para impulsar el tren eléctrico subterráneo y agilizar el transporte del carbón. También alimentó ascensores que transportaban a los trabajadores y al carbón dentro de la mina y permitió operar motobombas que se encargaban de extraer el agua acumulada en el fondo de la mina, lo que contribuyó a mejorar las condiciones de trabajo y garantizar la seguridad de los mineros[4].

La hidroeléctrica Chivilingo, que en sus años de esplendor fue un símbolo de progreso y prosperidad, sufrió un gran golpe en 1976 cuando la última de sus turbinas falló, poniendo fin a su producción de energía. La paralización de su actividad marcó el término de una era. En 1980 fue declarada monumento municipal y abrió las puertas a la comunidad a través del turismo. Posteriormente, el 25 de octubre de 1990, fue declarado Monumento Nacional, bajo la categoría de Monumento Histórico.

El terremoto del año 2010 afectó gravemente la estructura de la central y elevó el riesgo de derrumbe. Aunque se han realizado algunos mejoras, se considera que  este edificio hito de la ingeniería eléctrica mundial actualmente está bajo un importante riesgo[5].