1880Fábrica de Cerveza Ebner

La cerveza comenzó a expandirse en Chile tras la Independencia con la apertura de los puertos chilenos, al comercio extranjero y la llegada de inmigrantes que emplazaron las primeras cervecerías, como el médico irlandés Andrés Blest quién instaló uno de las primeras destilerías en 1825 en Valparaíso y patentó un método exclusivo para fabricar ron

La tradición germana, basada en la fermentación en frío, fue la que finalmente dio inicio a la industria cervecera en el país. Entre las primeras fábricas de cerveza instaladas en  Chile destacaron la de Joaquín Plageman ubicada en Valparaíso hacia 1849, la de Carlos Anwandter en Valdivia hacia 1851 y las de Andrés Ebner y de Gubler y Cousiño en Santiago en 1878 y 1886 respectivamente[2]. A fines del siglo XIX la empresa más importante de cervecería fue la “Fábrica Nacional de Cerveza”, puesta en funcionamiento en 1890 por la fusión de la antigua cervecería de Plageman y la fábrica de cerveza de San Francisco de Limache, con una entrada bruta de 567.903 pesos de la época[3]. También existieron fábricas más pequeñas como la de Valentín Koch hacia 1850 y la de Adolfo Bohlmann hacia 1868.

Valentín Koch creó una primera instalación que producía cerveza sencilla y en baja escala, puesto que en aquella época la falta de clientes o recursos obstaculizaba la introducción al mercado de un nuevo producto. En 1869, Adolfo Bohlmann adquirió la fábrica de Koch tras su muerte, bautizándola como fábrica de cerveza “La Estrella”. No obstante, la pérdida de recursos llevó a Bolhmann al retiro de la actividad cervecera, paralizando la actividad y dejando el emprendimiento en manos del Banco Nacional de Chile. La fábrica fue subastada por el Banco Nacional y adquirida por Ebner en 1880 por un “puñado de pesos”[4].

La fábrica de cerveza estaba ubicada en el barrio de La Cañadilla, que comprende desde el puente Calicanto hasta el callejón de la Unión Americana y que desde sus inicios, fue una de las principales salidas y entradas de Santiago. Además de ubicarse en un espacio de tráfico y comercio, poseía poblaciones y haciendas con quintas, representando la parte rural de la ciudad. Con el crecimiento de las zonas aledañas al Camino de La Cañadilla, este barrio comenzó a operar como una ciudad aparte de Santiago y ya no sólo como el apéndice rural de la metrópoli[5].

Adquirida la fábrica, Ebner se empeñó en hacer una producción germánica, y para lograr aquello se dedicó a agrandar el local, agregar nuevas máquinas e introducir mejoras en el brebaje. El establecimiento ocupó una superficie de 18.000 m2, con numerosos edificios que fueron levantados para la producción cervecera[6]. Ebner invirtió en molinos, cubos de 2.000 y 25.000 litros de capacidad, cubas de braceado y de fermentación, aparatos Stockheim para la filtración de la cerveza, y máquinas de frío. Las bodegas de almacenamiento para la cerveza de clase superior, estaban canalizadas para la circulación del agente frigorífico. Anualmente la fábrica de Ebner producía cerca de 1.500 litros de cerveza sencilla,  2.500 litros de cerveza de clase superior y 40 quintales de malta, fabricando además 200 docenas de botellas diarias[7]. Estas cantidades de productos no sólo se producían para la venta local o personal, sino también vendía a las demás fábricas de Santiago y exportaba al Perú.

En 1888 el Estado le concedió la liberación de derechos para una máquina de fabricación de hielo, destinada al uso exclusivo de la fábrica durante un año[8]. En 1902, introdujo en Chile la gaseosa “Bilz”, una bebida medicinal sin alcohol creada en Alemania por Friedrich Eduard Bilz para personas que no podían consumir brebajes alcohólicos. Ebner se encargó de publicitar sus productos en las diferentes revistas y magazines de la época y también en las mismas botellas que destacaban los diferentes premios y reconocimientos otorgados a la cervecería por diferentes entidades como la Sociedad Agrícola del Sur y la Exposición Nacional de Cerveza[9]. En 1916 la Fábrica de Cerveza Ebner fue vendida a  la Compañía de Cervecerías Unidas (CCU), antigua Fábrica Nacional de Cerveza, pasando todas sus marcas a esta compañía.

El impacto a nivel social que generó la fábrica de cerveza se vio reflejado principalmente en los puestos de trabajo que se abrieron para la sociedad, donde hombres y mujeres pudieron ocupar vacantes de operarios, ganando las mujeres un jornal de 70 centavos, mientras que los hombres entre 1.30 y 1.50 centavos[10]. Si bien se crearon una cantidad importante de puestos de trabajo, los altos cargos estaban en manos de extranjeros, ya que los instrumentos y el manejo de las maquinarias de la cervecería necesitaban de profesionales especializados.

La Cervecería Ebner fue una de las primeras fábricas del país en contar con instrumentos e infraestructuras modernas para la producción de cerveza y por tanto una de las principales empresas que apoyaró al desarrollo industrial en Chile.  Es por ello, que el Consejo de Monumentos Nacionales en 1984 declaró el inmueble como monumento histórico a través del decreto 646, en la subcategoría de industria de alimentos. Sin embargo, antes de que se declarara monumento histórico la cervecería había sido desmantelada. Hoy en día, el monumento se encuentra en un grave estado de deterioro, y el Consejo de Monumentos Nacionales en conjunto con el propietario e instituciones como la Universidad de Chile, han tratado de llegar a acuerdos para detener su derrumbe. Sin embargo, hasta el año 2010, no se había llegado a acuerdos  para su conservación.


[1] Mariano Martínez, Industrias santiaguinas, (Santiago: imprenta y encuadernación Barcelona, 1896), 178 y Eugenio Pereira Salas, Apuntes para la historia de la cocina chilena, (Santiago: Editorial universitaria, 1977), 89.

[2] Pereira Salas, Apuntes para la historia de la cocina, 90.

[3] Boletín de la estadística industrial de la República de Chile, nº 4, 1896.

[4] Mariano Martínez, Industrias santiaguinas, (Santiago: imprenta y encuadernación Barcelona, 1896), 184. Abel Rosales señala que la fábrica fue subastada en 1878  y vendida a Ebner por la suma de 25.000 pesos.

[5] Abel Rosales, La Cañadilla de Santiago, su historia i sus tradiciones 1541-1887, (Santiago: establecimiento tipográfico de la época, 1887), 133- 137.

[6] Martínez, Industrias santiaguinas, 197.

[7] Mariano Martínez, Industrias santiaguinas, (Santiago: imprenta y encuadernación Barcelona, 1896), 198-201.

[8] Ministerio de Hacienda, “Lei que concede a don Andrés Ebner liberación de derechos para una máquina de fabricar hielo”,  Diario Oficial, Santiago, 3 de julio de 1888.

[9] INAPI, Historia gráfica de la propiedad industrial en Chile, (Santiago: INAPI, 2010), 107.

[10] Mariano Martínez, Industrias santiaguinas, (Santiago: imprenta y encuadernación Barcelona, 1896), 201.