1928La Gota de Leche

Entre 1875-1925, la ciudad de Lota experimentó un período de crecimiento en la industria del carbón. Esta evolución permitió dotar a la localidad de alumbrado público, hospital y la Central Hidroeléctrica Chivilingo[1].

A pesar de los avances tecnológicos, en materia social, la elevada mortalidad infantil en Concepción impresionaba a los médicos, autoridades políticas y actores de la comunidad. Los esfuerzos por solucionar este problema de salud pública condujeron a la formación de instituciones dedicadas a la protección de la infancia. En el caso de Lota, la filántropa Isidora Goyenechea (1835-1897) impulsó la creación de la Gota de Leche con el objetivo de proteger a los hijos de los obreros. Tras su fallecimiento, el establecimiento fue bautizado con su nombre. Este recinto se ubica en la zona de Lota Alto, cercano al ex hospital de la Empresa Nacional del Carbón (ENACAR). El edificio, erigido en 1928 por el arquitecto Hernán Vega Pérez, tiene un estilo arquitectónico neocolonial. En su interior, las murallas conservan algunos azulejos que fueron confeccionados por los hijos y mujeres de los mineros en la fábrica Lota Green.

La Gota de Leche tenía como propósito mejorar la alimentación de los niños y apoyar a las madres durante la crianza. El modelo organizativo fue importado desde Europa, específicamente de Francia, donde recibieron el nombre de “Goutte de Lait” e Inglaterra con la denominación de “Milk Depots”. La estrategia implementada para fortalecer la salud de los infantes consistía en entregar alimentos, brindar atención médica a los pequeños enfermos y aconsejar a las madres sobre puericultura. Entre sus servicios proporcionaba “diariamente mamaderas a precio de costo y baños fríos o calientes”[2]. El doctor Isauro Torres señalaba que las asistentes al recinto conocerían “las principales reglas para evitar que sus hijos enfermen y aprenderán a atenderlos cuando aparezcan los primeros síntomas de enfermedad”[3]. Esta instrucción cumplía una función pedagógica y difundía preceptos acerca del bienestar y cuidado infantil.

Las Gotas de Leche eran instituciones fundadas para mejorar la nutrición de los infantes, sobre todo en las primeras etapas de vida. Su labor estaba enfocada en la distribución de leche con propiedades favorables para el desarrollo físico e intelectual. Según el doctor Luis Calvo Mackenna, la comunidad ingería productos con reducido aporte nutricional, “esa insuficiencia, más por calidad que por cantidad, hace a nuestro pueblo especialmente frágil para las infecciones”[4]. Los progresos en la nutrición reducirían los riesgos de contraer enfermedades y fortalecerían el sistema inmune. En esa época, la naciente pediatría debía persuadir a los destinatarios sobre los resultados positivos que se lograrían con el empleo de estos métodos de alimentación. Además, fomentaba el consumo de artículos higiénicos para prevenir la mortandad por ingestión en estado descompuesto, principalmente lácteos en la temporada de verano.

La Gota de Leche representó un espacio organizado para desarrollar de manera eficiente el cuidado de los infantes. La presencia de profesionales y el equipo técnico otorgaban una impronta científica a las prácticas que se ejecutaban en la institución. Se encargó del pesaje, de medir la estatura de los niños y de examinar el progreso físico, mediante la observación de la dentición o la aparición de posibles afecciones. Con el propósito de incentivar estas normas, la asistencia a los controles mensuales, cumplir el calendario de vacunas y mantener la higiene domiciliaria; eran premiadas las madres cuyos niños exhibían las mejores condiciones de salud y crecimiento. Además, la Gota repartía vestimenta según las estaciones, entregaba juguetes y realizaba celebraciones navideñas.

La institución se preocupó por entregar conocimientos científicos a las mujeres en la etapa pre y posnatal. Los especialistas abogaban por el desarrollo de una legislación que regulara el trabajo de las mujeres embarazadas en las industrias, “prohibiéndolo en absoluto durante el último mes y los cuarenta días que siguen al parto”[5]. En su labor cotidiana, sostenían que la lactancia natural fortalecía al infante frente a las infecciones. Según el médico Luis Morquio, “lo pone en condiciones favorables de resistencia. Entre dos niños que se enferman gravemente, ocurre generalmente, que el que está a pecho se salva y el otro se muere”[6]. Además, esta perspectiva contemplaba la salud de las madres, para Eva Quezada Acharán, “las ocupaciones de las madres, jeneralmente obreras (…) que trabajan en tareas penosas i fatigantes dan a luz niños débiles, de un peso bastante inferior al normal”[7].

La Compañía Carbonífera Industrial de Lota impulsó a través de su sección de bienestar un enfoque de medicina preventiva dirigida a las esposas de los trabajadores. Paralelamente, un grupo de mujeres penquistas promovió acciones benédicas destinadas a mejorar la precaria situación que afectaba a grandes sectores de la población. Entre ellas, Leonor Mascayano de Villa participó en la creación del Hospital de Niños, la Cruz Roja y salas cunas[8]. Con la implementación de la Ley 4054 y la Ley de Empleados Particulares, la Compañía continuó prestando servicios gratuitos, “a fin de atender a los no comprometidos en virtud de dichas leyes o por las Cajas encargadas”[9]. También contribuyó en la formación de espacios de convivencia para la asistencia a los desprotegidos, como la Liga de las Madrecitas y la Cruz Roja Juvenil[10]. En la segunda mitad del siglo XX, se produjo el decaimiento de la explotación del carbón, hasta la clausura de los yacimientos de Lota y Coronel en 1997. En el presente, el inmueble conserva su estructura original y los materiales que fueron utilizados en sus inicios.


[1] Endlicher Wilfried, “Lota. Desarrollo histórico-genético y División Funcional del Centro Carbonífero”. Revista de Geografía Norte Grande, 13 (1986), p. 8.

[2] Octavio Astorquiza y Oscar Galleguillos, Cien años del carbón de Lota: 1852-septiembre-1952. Santiago, Zig-Zag, 1952, p. 237.

[3] Isauro Torres, Cómo tener y criar hijos sanos y robustos. Santiago, Editorial Nascimiento, 1926, p. 13.

[4] Luis Calvo Mackenna, Propaganda de la lactancia materna en las Gotas de Leche. Santiago, Imprenta Universitaria, 1916, p. 4.

[5] Víctor Körner, “Protección de las madres durante el embarazo, el parto y el puerperio, y su influencia sobre la mortalidad infantil”, Primer Congreso Nacional de Protección a la Infancia. Trabajos y Actas. Santiago, Imprenta Barcelona, 1913, p. 143.

[6] Luis Morquio, El problema de la mortalidad infantil. Montevideo, Consejo Nacional de Higiene, Oficina de Educación y Propaganda, 1931, p. 11.

[7] Eva Quezada, Instituciones de Beneficencia contra la mortalidad infantil en París i Berlín. Informe al Patronato de la Infancia. Santiago, Imprenta Cervantes, 1905, p. 6.

[8] Fernando Campos Harriet, Historia de Concepción 1550-1970. Santiago, Editorial Universitaria, 1979, p. 247.

[9] Octavio Astorquiza, Lota: antecedentes históricos, con una monografía de la Compañía Minera e Industrial de Lota. Valparaíso, Imprenta y Litografía “Universo” S.A., 1942, p. 170.

[10] Claudia Maldonado, “Lotinas, refineras y huachipatinas. Las mujeres y lo femenino en el desarrollo industrial de la provincia de Concepción”, Revista Historia, nº 29, vol. 29, 2022, p. 91.