1872Hospital Ernesto Torres Galdames

El hospital Ernesto Torres Galdames, el principal centro hospitalario de la ciudad de Iquique, región de Tarapacá, ha tenido diferentes etapas. Antes de la Guerra del Pacífico (1879-1884), durante la administración peruana del territorio, se ubicó en la actual calle Amunátegui y tuvo por nombre Hospital de Beneficencia, que mantendría por largo tiempo hasta recibir en 1972 su denominación actual.

En 1887 se creó un nuevo establecimiento, al final de la calle Serrano y Tarapacá, dependiente de la Junta de Beneficencia, entidad encargada de la conducción del lugar y la asistencia pública en la región[1]. Este recinto proporcionaba cuidados médicos, alimentación y abrigo, inspirado, “al que las demás instalaciones piadosas i religiosas” por el cristianismo y sustentado en la caridad pública, cuyo objetivo era ofrecer a los enfermos “un techo abrigado i un techo blando en que consiga su salud o exhale tranquilo su postrer suspiro” [2].

A inicios del siglo XX, el hospital era dirigido por Alfredo Syers Jones, Cónsul de la República Argentina, y contaba con la asistencia de las monjas de la Congregación francesa de San José de Cluny, encargadas del cuidado de los enfermos a lo largo del país. El recinto tenía como propósito atender a a la población de Iquique y también a la del interior, especialmente de las oficinas salitreras. Entre su equipamiento, el hospital poseía una “costosa maquinaria para producir los rayos Roentgen, conocidos bajo el nombre de rayos X; la capilla que se alza en un pabellón aislado, en el medio del edificio; la cocina, de último sistema, capaz de elaborar alimento en sus enormes calderas para 250 a 300 personas a un tiempo”[3]. Además, tenía departamentos de lavandería, desinfectorios y disponía de dos pabellones de operaciones, uno para hombres y otro para mujeres, ambos con instrumentos costosos que habían sido donados por el administrador. En esa época, gran parte del financiamiento de instituciones de este tipo provenía de donaciones realizadas por los principales vecinos de la localidad y también subvenciones estatales.

En las primeras décadas del siglo XX, el puerto de Iquique se vio afectado por distintos brotes de pestes, como la bubónica, el tifus exantemático y la difteria. Estas epidemias proliferaban como resultado de las precarias condiciones sanitarias que enfrentaba la población, impulsadas por la escasez de agua potable y el hacinamiento en las viviendas. En esos años, el hospital enfrentaba carencias, como la falta de carruajes para el traslado de enfermos y la insuficiencia de personal para prestar los servicios nocturnos. A ello, se agregaban las críticas que manifestaba la Sociedad Médica de Santiago, referentes a que “la atención de los hospitales es mui deficiente en toda la República a causa, precisamente, de que no hai en las Juntas de Beneficencia personas que tengan conocimientos científicos i que puedan adoptar medidas eficaces de orden hijiénico i sanitario”[4]. Estos juicios se enmarcan en el proceso, paulatino, que llevó a la sustitución paulatina de las religiosas u otros trabajadores por funcionarios profesionales como médicos, enfermeras y visitadoras sociales.

Durante la década de 1930, el Estado emprendió un plan de modernización de los centros de salud que llevó al reemplazo de algunas instalaciones. Como parte de ese proyecto, se iniciaron en 1936 nuevas obras en el hospital, que llevó a la construcción de un edificio de seis pisos. En este plan de extensión de los servicios de beneficencia y asistencia social, “se puso término, a la construcción del Hospital de Iquique, con 420 camas”[5]. Cuatro años más tarde, se llevó a cabo la demolición del antiguo Hospital de Beneficencia.

El nuevo establecimiento tenía múltiples secciones que se ajustaban a los avances científicos de la época, entre ellas, una sala para pacientes con tuberculosis, maternidad, desinfectorio, laboratorio, dispensario y secciones de especialidad médica[6]. Paralelamente, instituciones como la Cruz Roja, el Patronato de la Infancia y la Gota de Leche desempeñaron prolíficas actividades que promovieron la higiene y la prevención de las enfermedades[7].

En este período, los hospitales eran fundamentales para la aplicación de la medicina social, que se basaba en la colaboración y coordinación de los servicios de entidades médico-asistenciales, tanto públicas como privadas[8]. En la década de los sesenta, la prensa destacaba que el Hospital de Iquique era uno de los que había logrado las tasas más bajas de mortalidad infantil en Chile. Entre las medidas adoptadas, se creó una sala para evitar la deshidratación de los niños y los profesionales realizaron un trabajo educativo “en los diversos centros de madres organizados por el Servicio Nacional de Salud, donde reciben cursos y conferencias sobre el embarazo, alimentación, aseo y problemas sociales”[9].

En 1992, durante el gobierno de Patricio Aylwin (1990-1994), comenzaron las obras del nuevo Hospital Doctor Ernesto Torres Galdames. Previamente, en 1972, el Hospital de la Beneficencia cambió su nombre en honor al de este médico, quien arribó a Iquique en 1917 y fue conocido como el “médico de los pobres”[10]. En la ciudad ejerció como “médico de hospital, cirujano militar, médico sanitario, de bahía y legista, fue médico de la Compañía Salitrera Sabioncello, de Carabineros, y de la Compañía de Petróleo de Chile. Presidente de la Junta Municipal de Sanidad que creó el Código Long”[11]. Como Diputado en dos períodos electorales, 1933-1937 y 1949-1953, impulsó la construcción del hospital y trabajó en mejoras de la salubridad de la zona.

En la actualidad, el Hospital Regional de Iquique Doctor Ernesto Torres Galdames continúa ofreciendo servicios a la comunidad local, como hospital base de alta complejidad del Servicio de Salud Iquique. En 2020, fue inaugurada la Unidad de Cirugías Plásticas y Pacientes Quemados, donde se desarrolló el primer injerto de piel de un donante vivo en el país[12].


[1] Macarena Ponce de León, La reforma de la caridad ilustrada: del socorro intramuros al socorro extramuros. Prácticas de caridad en Santiago, 1830-1880. Tesis para optar al grado de Doctor en Historia, Santiago, Pontificia Universidad Católica de Chile, Facultad de Historia, Geografía y Ciencia Política, 2007.

[2] Sesiones de la Junta de Beneficencia, Libro cuarto de acuerdos de la Junta de Beneficencia de Santiago, 1867-1872, sesión de 30 de abril de 1868, fj. 24 v y Isaac Ugarte Gutiérrez, “Algunas reflexiones sobre el estado de la salubridad pública en Chile”, Revista médica, año III, nº 9, 1875, p. 379.

[3] Diario El Tarapacá, “En el hospital”, 30 de junio de 1907.

[4] Diario El Tarapacá, “Las Juntas de Beneficencia”, 24 de julio de 1917.

[5] La Nación, “Mejoramiento de las condiciones sanitarias de todo el país preocupa al Ministerio de Salubridad”, 17 de septiembre de 1939.

[6] https://eltarapaca.wordpress.com/2008/10/06/historia-del-hospital-de-iquique/

[7] Damián Lo, Karelia Cerda, Diego Zarricueta y Rodolfo Rojas, Vocación y Beneficencia. Un siglo de historia en el edificio de la Cruz Roja de Iquique. Iquique, Servicio Nacional del Patrimonio Cultural, 2022.

[8] Ernesto Figueroa, El consultorio externo del hospital de niños y su misión médico social. Santiago, Imprenta El Esfuerzo, 1951.

[9] El Mercurio, “Tarapacá”, 21 de noviembre de 1963.

[10] http://www.bibliotecaminsal.cl/wp/wp-content/uploads/2011/09/Historia-Hospital-Dr.-Ernesto-Torres-Galdames-de-Iquique.pdf

[11] https://www.bcn.cl/historiapolitica/resenas_parlamentarias/wiki/Ernesto_Torres_Galdames

[12] https://www.minsal.cl/dos-pacientes-del-hospital-de-iquique-recibieron-exitosamente-piel-de-donante-vivo/