1858Casa de Orates
El desarrollo de la medicina científica y el surgimiento de conocimientos especializados en torno a las enfermedades mentales respondieron al ideal liberal proyectado en la naciente República.
El saber médico no se redujo tan sólo a un cuerpo de técnicas ni a una suma de teorías, sino que asumió una presencia concreta, por medio de la Universidad de Chile (1843) y a través de instituciones, como la Casa de Orates, que contribuyeron a su implementación y difusión[1].
Los cambios experimentados en la ciencia médica y las necesidades por generar un espacio adecuado para la administración y cuidado de los enfermos mentales impulsaron la creación de la primera Casa de Orates del país en 1852. Ubicada inicialmente en el barrio Yungay, fue trasladada a su actual ubicación hacia 1858 buscando espacios más adecuados para la implementación del llamado tratamiento moral.
La Casa de Orates se inspiraba en las ideas médicas del francés Philippe Pinel (1745-1826) y su discípulo Esquirol (1772-1840), quienes enseñaron que el aislamiento de un enfermo en establecimientos médicos especializados podía contribuir a la mejora de sus afecciones mentales. Como decía uno de los primeros alienistas en trabajar en la Casa de Orates de Santiago, el médico José Ramón Elguero (1819-1877), la institución aplicaba el «tratamiento moral» pues correspondía al «único que conduce a resultados eficaces, e imposibles de alcanzarse con un método puramente farmacéutico». Se basaba en un sistema de «aislamiento» que consistía en «la separación de la familia» y en dejar las «relaciones y hábitos» a los que estaba expuesto el enfermo. A través de «la sumisión y la disciplina» se esperaba alcanzar la calma y obtener alivio en la enfermedad[2].
La creación de la primera Casa de Orates inauguró en el país el cuidado médico institucional de la locura y contribuyó a la agrupación de aquellos profesionales interesados en la mente y sus problemas. El alienismo, es decir la disciplina encargada del estudio y cuidado de las enfermedades mentales, se forjó en torno al pequeño grupo de profesionales asociados a la institución y se academizó por medio de la aprobación en 1881 de la cátedra de enfermedades mentales y nerviosas en la Escuela de Medicina de la Universidad de Chile. También incidió el envío de los primeros jóvenes médicos a perfeccionarse a Europa. Todos estos elementos pueden ser considerados como hitos fundantes de la especialización psiquiátrica[3].
La Casa de Orates recibió a un creciente número de enfermos. Pese a que al momento de su creación hacia 1852 la media anual de internos no superaba las 30 personas, hacia 1870 este número ya se había elevado a 367. En 1879 alcanzó las 634 personas y para fines de siglo se había expandido a 1773[4]. Este notorio aumento de la población interna implicó también un incremento en el registro de las enfermedades. Los médicos que se desempeñaron en la casa, apoyados de los cambios en el ideario médico, identificaron un mayor número de afecciones que iban desde la locura temporal a la paranoia crónica. Esta variedad de condiciones supuso a su vez un desafío en los modos de tratar la locura, que involucraron medicamentos y prácticas de hidroterapia y electroterapia, entre otras.
El aumento de la población y las necesidades terapéuticas supusieron desafíos al espacio asilar. La Casa de Orates se amplió levantando nuevas áreas como los pensionados de hombres y mujeres, los corredores, el teatro, las salas de electroterapia, el laboratorio y la biblioteca, entre otros. Estos espacios directa o indirectamente incorporaron los principios científicos que definían al alienismo y a la temprana psiquiatría y se constituyeron como lugares de preservación del patrimonio médico.
[1] María José Correa, «Cuerpo y demencia. La fisonomía de la incapacidad en Santiago de Chile (1855-1900)», Historia Crítica, Enero – Abril 2012, 88-109.
[2] José Ramón Elguero, «Informe del Médico de la Casa de Locos», Memoria que el Ministro de Estado en el departamento del Interior presenta al Congreso Nacional de 1863 (Santiago: Imprenta Nacional, 1863), 183-184.
[3] Correa, «Cuerpo y demencia. La fisonomía de la incapacidad en Santiago de Chile (1855-1900)», Historia Crítica, Enero – Abril 2012, 88-109.
[4] MIM 1871 (Santiago: Imprenta Nacional, 1871) 187 y Movimiento de la Casa de Orates (1899), 131.