1872Oficina Salitrera Humberstone

Fundada en 1872 con el nombre de La Palma y construida por la Peruvian Nitrate Company la oficina salitrera Humberstone fue uno de los principales pueblos del ciclo salitrero.

Fundada en 1872 con el nombre de La Palma y construida por la Peruvian Nitrate Company la oficina salitrera Humberstone fue uno de los principales pueblos del ciclo salitrero. Ubicada en la Pampa del Tamarugal, en la zona desértica de la actual Región de Tarapacá, la oficina se levantó en un territorio bastante complejo, con una alta oscilación térmica y de gran sequedad[1]. Si bien el salitre había sido utilizado desde tiempos coloniales, “primero como fertilizante, y solo mucho después como explosivo”[2], la creciente demanda europea y norteamericana durante el siglo XIX generó un mercado internacional orientado a la agricultura y a su uso en la fabricación de explosivos que impulsó el poblamiento y la explotación minera del norte de Chile.

Tras la Guerra del Pacífico, con la firma del Tratado de Ancón (1883), Chile obtuvo los territorios correspondientes a la provincia litoral de Tarapacá[3]. Con esta adquisición, los territorios de las provincias de Antofagasta y Tarapacá, áreas de inmensa riqueza mineral que albergaban grandes reservas salitreras, se integraron al mapa minero nacional. Durante este período, el Estado chileno impulsó una política industrial caracterizada por “la concentración de producción en plantas más eficiente, la centralización de los consumos, la economía en los transportes, la supresión de intermediarios y la experimentación técnica”[4]. De esa manera, se aseguró el monopolio sobre la producción, se aplicaron elevados impuestos a la exportación[5] y se otorgaron concesiones a empresas privadas para la explotación del mineral, siendo principalmente los empresarios ingleses quienes invirtieron y controlaron el ciclo expansivo del salitre.

Las salitreras se convirtieron en centros de innovación y aplicación de nuevas tecnologías. A partir de 1890, James Thomas Humberstone (1850-1939) implementó el sistema Shanks para la producción de salitre en la oficina La Palma. Este método sumaba varias etapas a la producción de salitre, que abarcaban el análisis del terreno donde estaba el caliche, la extracción y elección de la materia prima, el traslado a la salitrera, la trituración del mineral, la lixiviación para separar las impurezas y obtener un producto de mayor calidad, la cristalización para enfriarlo y el almacenamiento en sacos para el trasporte a los puertos. Estos procesos de fabricación requerían instalaciones, maquinarias e infraestructuras especializadas, como chimeneas, bateas, ascensores, chancadoras, bombas para provisión de agua y dinamos que eran en su mayoría de fabricación inglesa o norteamericana[6].

La crisis económica de 1929 provocó la paralización de las faenas en el complejo salitrero de Humberstone, lo que puso fin a varios años de declive en la producción tras la Gran Guerra y la competencia del nitrato sintético. En 1934, la Oficina fue adquirida por la Compañía Salitrera de Tarapacá y Antofagasta (COSATAN), retomó sus operaciones y pasó a llamarse Oficina Santiago Humberstone. Comenzó entonces una etapa de modernización tecnológica e inversión en infraestructura, que llevó a la implementación de diversas instalaciones, como teatro, mercado, hotel, plaza pública, escuela, biblioteca, piscina, pulpería y nuevas viviendas. Todo ello generó la formación de un espacio urbano equipado con múltiples infraestructuras. Entre los años 1933-1940, la oficina experimentó su época de mayor esplendor, llegando a tener una población cercana a los cuatro mil habitantes.   

Las oficinas salitreras disponían de diversas infraestructuras para albergar a la población. Las viviendas presentaban distintas condiciones: mientras la administración disfrutaba de pisos de pino de oregón y paredes de cemento, las casas obreras eran construídas con calamina, la que se utilizaba por sus propiedades de “gran captadora del calor en el día desértico y por la noche transformaba la camanchaca en rocío”[7]. La pulpería funcionaba como una tienda de alimentos y ropa para los trabajadores, aunque generaba frecuentes quejas por la falta de artículos y por el  monopolio que ejercía sobre el comercio interno, pues se prohibía la compra de suministros en otros locales[8]. Las oficinas contaban con espacios de entretenimiento, como las cantinas y fondas, si bien las administraciones imponían restricciones al consumo de alcohol y “la prohibición de vender diarios y revistas de ideas, publicaciones que a veces denuncian los abusos de la pampa”[9].

Durante la década de 1950, el ciclo salitrero atravesó una profunda crisis y entró en decadencia principalmente porque el salitre deja de ser demandado por los mercados internacionales. La población de la oficina salitrera comenzó a migrar hacia las principales ciudades del norte grande. En 1958 la Compañía Salitrera de Tarapacá y Antofagasta se disolvió, poniendo fin a las faenas industriales, y la oficina fue adquirida en 1962 por un particular a través de una subasta.

Tras el abandono del complejo, en los años siguientes se produjo la desarticulación y deterioro progresivo de la zona industrial. Sin embargo, la parte urbana ha perdurado hasta el presente, reflejando la vida cotidiana en la pampa salitrera. Actualmente, el recinto está bajo el cuidado de la Corporación Museo del Salitre, desde el año 2001, institución privada sin fines de lucro y formada por ex habitantes de las oficinas salitreras y sus descendientes. Su finalidad es promover la difusión de la cultura salitrera y coordinar las obras de restauración. El patrimonio de esta sociedad abarca todos los muebles e inmuebles que constituyen el complejo salitrero de Humberstone y Santa Laura, ambos declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO a contar del 2005. 


[1] Sergio Villalobos, La economía de un desierto, Santiago, Ediciones Nueva Universidad, 1979, p. 14.

[2] Roberto Hernández, El salitre. Resumen histórico desde su descubrimiento y explotación, Valparaíso, Fisher Hnos., 1930, p. 5.

[3] Ministerio de Relaciones Exteriores, Tratado de Paz i Amistad entre las Repúblicas de Chile i Perú, 20 de octubre de 1883; Guillermo Billinghurst, Los capitales salitreros de Tarapacá, Santiago, Imprenta de El Progreso, p. 39.

[4] Santiago Marín, El salitre de Chile 1830-1930, Santiago Editorial Nascimento, 1931, p. 14.

[5] Comisión informante nombrada por el supremo gobierno en mayo de 1925, El impuesto sobre la exportación del salitre, Santiago, Imprenta Cervantes, 1925, p. 7.

[6] Javier Gandarillas y Orlando Ghigliotto, La industria del salitre en Chile, Santiago, Imprenta, Litografía i Encuadernación Barcelona, 1908, p. 100.

[7] Sergio González, Hombres y mujeres de la pampa. Tarapacá en el ciclo de expansión del salitre, Santiago, Centro de Investigaciones Diego Barros Arana, 2002, p. 212; Sergio González, “De espacio heterológico a posición estratégica: el papel político de la cocina pampina en la minería del nitrato chileno. El caso de la “huelga de las cocinas apagadas” (1918-1946)”, Estudios Atacameños, nº 48, 2014, pp. 191-208.

[8] Trabajos y antecedentes presentados al Supremo Gobierno de Chile por la Comisión Consultiva del norte, recopilados por encargo del Ministerio del Interior por Manuel Salas Lavaquey, Santiago, Imprenta Cervantes, 1908, p. 828.

[9] Atilano Oróstegui, Cómo se vive en la Pampa Salitrera, Antofagasta, Imprenta Skarníc, 1934, p. 19.